lunes, 25 de agosto de 2014


Si  fuese Español  no votaría a Pablo Iglesias

Por Ernesto A. Rodríguez
@ernestoarv

Ante todo, quiero decir que soy cubano con residencia legal en los Estados Unidos. Sé que  empezar  así no es buen gancho y seré firme candidato a   roja directa por los crecientes seguidores de Podemos. Justamente hacia ellos va este mensaje.  Por mis frecuentes viajes a la Madre Patria,  familiares, amigos y medios de comunicación,    conozco  la difícil situación que abruma a muchos españoles,  a duras penas  capaces de alimentar a sus hijos, comprarles útiles escolares o pagar un piso donde vivir con dignidad. Tener un empleo   mil eurista ya es motivo para prenderle velas al santo. Muchos han emigrado hacia donde pueden tratando de subsistir y ayudar a sus familiares. Todavía  la recuperación económica no ve esa luz al final del túnel.  Soy consciente de todo. He vivido lo mismo en mi país  y muchas cosas más.

Solo en unas circunstancias así un movimiento como Podemos podría crecer. Montoro y sus más de 30 subidas  de impuestos; IVA, IBI, IRPF,  todo este trabalenguas para meter las manos  en los bolsillos del ciudadano; la corrupción desde  Pujol y su herencia, el Urdangarin y la  Cristi; al parecer más tonta que el hermano de Aida, aquel “se fuerte Luis”,  la Gürtel, Palau, Pokemon, Mercasevilla, o    esa  afición compulsivas a las  mariscadas de algunos miembros de UGT-A, unido al  Paro y otros demonios… han hecho de la desesperanza y el desprestigio de la clase  política tradicional, tierra fértil para este movimiento de extrema Izquierda. En lo personal, estos fenómenos me dan escalofríos. A lo largo de la historia, no importa cual corriente ideológica, han sido  culpables de destrucción  e incluso, genocidios. 

El milagro del también populista Obama en la política estadounidense , me hace pensar que Pablo Iglesias tiene posibilidades para llegar un día a  Moncloa. No lo duden. Las circunstancias son muy parecidas. La Banca en quiebra, jóvenes a  una guerra que no sirvió de nada, el trauma de la crisis,  los bajos números del  unemployment o paro que se iban a bolina, la reforma migratoria y el rollo de  Guantánamo entre otros, fueron su pasaporte para llegar de Chicago a la Casa Blanca.  El Señor  Iglesias es inteligente. Las televisoras de izquierda lo adoran y   ceden sus  espacios estelares para que diga cuan bueno  es y de paso,  vomite su odio visceral sobre la “casta”, culpable de todos los  males de este mundo.  Posee un club de fans que lo sigue en las redes sociales. Tiene movilizado y organizado al estudiantado, tal como la tuvo el señor Barack y su Yes We Can.  Siendo así, ¿hacia  dónde llevaría  Podemos  a  España? Esa es la pregunta que mirando los toros desde la barrera   no es difícil  responder.

En principio, al entrar a su página digital   y  leer el programa político, debo admitir que  me tocó el corazón . Solo treinta y cinco horas laborales por semana, jubilación a los sesenta años, moratorias a las deudas hipotecarias, aumentar un doscientos por cien el financiamiento a  investigaciones, subvenciones públicas para museos y monumentos, reducción del IVA cultural a solo el cuatro por ciento y otras maravillas que no voy a mencionar. Pronto pensé  que  a pesar de  la colaboración con  los demás estado comunitario esto sería una carga   brutal para un país que ni remotamente es autosuficiente. ¿De dónde saldrá la pasta?

No hay que ser Nostradamus ni  leer la borra del café, para deducir que cuando una mayoría de Podemos y la   izquierda tradicional; con sus políticas chavistoides,  aterricen en    Moncloa y el Congreso, cundirá el pánico entre los  inversores y la banca colapsará al no poder impedir la fuga de sus reservas monetarias hacia  lugares seguros.  La prima de riesgo aumentará con el consecuente prejuicio para las ventas de  bonos. ¿Sería rentable a los inversionistas pagar  altos impuestos   y por si  fuese poco un incremento salarial por decreto? Naturalmente que no.   Las siglas ERES volverán a sonar hasta aburrir cada día  en los telediarios,  pues las grandes compañías ya establecidas tendrán que hacer ajustes. ¿A quién le gusta perder? Ante todo esto.  ¿Cómo cumplirán     tantas promesas?  ¿O Solo forman parte  de la  demagogia electoral? Donde una vez en el podio: Bueno, habrá que culpar a alguien de que las cosas no vayan bien,    ya sea  a la oligarquía;  eterna enemiga del pueblo, al FMI, a Moody’s,  la Merkel,  o a la bruja Adelina, si fuese menester. Claro, la carta del franquismo siempre estaría bajo la manga para un momento de apuro. ¡Caramba! Mira que el mundo es pequeño.  Fidel Castro también es un experto en  excusas y sacarse   enemigos del sombrero para tapar el fracaso de sus ideas populistas. El Bloqueo, el imperialismo, los ciclones, Miami,  La OEA, el muro de Berlín, Gorbachov, Eisenhower, Kennedy…Obama, los Beatles, La enmienda Platt, Diego Velázquez, además del  nacimiento de Jesús, Batista, la crisis de octubre,  Putin, aunque más tarde lo redimiese, el polvo del Sahara, la segunda Internacional, Bla, Bla, Bla… han sido parte de su repertorio.

Tracemos un paralelismo, entre el programa de Podemos y el alegato populista de autodefensa del joven abogado, por octubre de mil novecientos cincuenta y tres. Es fácil encontrarlo en internet. En aquel  juicio por haber asaltado de  madrugada el cuartel Moncada,   ultimando a una decena de soldados que dormían plácidamente; éste,   justificó su acción, denunciando los graves problemas sociales existentes, como   la salud pública, las elevadas rentas y tarifas eléctricas, los bajos  salarios, el desempleo y  la educación entre otros,  que sufría  la población más vulnerable en la Isla. Cualquier semejanza es pura coincidencia. Ese discurso más tarde se  convirtió  en el programa político de la revolución cubana. Allí prometió además retomar la constitución del cuarenta; la más progresista de su época, dar a los obreros el treinta por ciento de  utilidades de las  grandes compañías, hacer dueños a los arrendatarios de las tierras que trabajaban… Hoy, cincuenta y seis años después, es evidente que el tiro  salió por la culata. Aquellos   problemas no solo persisten,  sino que  han ido  a  peor. Más pobreza y deterioro, los salarios más bajos de América Latina, las tierras repartidas son improductivas mayormente por las trabas burocráticas al campesinado, los hospitales en ruinas   y  un millón y  medio de mis compatriotas; cerca del quince por ciento de la población,   obligados a emigrar dejando a otro grupo aún mayor dispuesto a seguirle los pasos. Si los amantes de Podemos creen que en Cuba no hay desigualdades, pues se equivocan. Les cuento que la casta política  disfruta  los  privilegios y beneficios del capitalismo, que están vedados para el cubano de a pie. Estos proyectos populistas suenan para muchos como música en  sus oídos,  sin embargo,   no son más que cantos de sirenas

 También Chávez, el caudillo de Sabaneta, cuya sola mención provoca el revoloteo de mariposas en el estomago del eurodiputado Iglesias; aunque este   por estrategia trate de desvincularse muy sutilmente, prometió en  mil novecientos noventa y ocho  durante las presidenciales, no cerrar ningún medio de comunicación, que no se reelegiría, ni  habría ningún niño en la calle. Para esto juró  poner en juego  el buen nombre que un día doña Rosa eligió para él…  huelgan los comentarios. Venezuela es el ejemplo más claro de la inoperancia del populismo y el socialismo del siglo XXI, tan mencionado  y alabado por   Monedero y compañía. Bajo su tierra se encuentra   la reserva petroleras más grande del mundo. El precio del barril  estos últimos años ha oscilado sobre  cien dólares y sin embargo, al margen de contados programas sociales en los  cerros, el principal legado de  Chávez y su fichaje, el hombre del pajarito, es la mala imagen de ese país gracias al aumento alarmante de la criminalidad e inseguridad, la escasez, el saqueo masivo de supermercados al más puro estilo Gordillo y sus trogloditas, la violación a los derechos humanos, además del florecimiento de una  elite corrupta, la Chavista, donde Bárcenas no tendría nada que aportar y si mucho que aprender. En fin, comunismo, socialismo bolivariano o lo que se le parezca y desarrollo económico son un matrimonio mal llevado que al final terminará  inevitablemente en la caos. 

 

Con la  llegada de Podemos a Moncloa y el  seguro incremento de la recesión económica, también vendría  el enfrentamiento   con  los medios de comunicación. Como  el amor no siempre triunfa y dura lo que dura,  esos que un día   juraron amarle eternamente  en la prosperidad  y la adversidad,  y levantaron  las tribuna a un  desconocido Pablo Iglesias para que expresara libre y democráticamente sus ideas sentirán las consecuencias.  Pero lo peor de todo sería la ruptura  lamentable de  una nación. Cataluña, Baleares el País Vasco  y Navarra con el visto bueno  del gobierno arrearían las banderas españolas  de sus edificios públicos y se proclamarán estados soberanos.  Por aquello del efecto dominó, la  Comunidad Valenciana, Canarias  y Galicia consideraran esa opción. ¿En que podría  convertirse España? Pues, en uno de los miembros más pequeños e insignificantes del proyecto europeo. Un país polarizado y estancado, donde en Melilla   recibirían con mariachis   a la emigración   africana incrementándose aun más la carga social. España sería el recuerdo de aquella novia buena, que aún imperfecta,  al irse nos cambió  la vida. No permitan que Europa otra vez comience  más allá de los Pirineos. Ese país está por  encima  de Podemos,  el PP y todos esos  políticos corruptos a los que debe sin excepción caerles el peso de la ley. Quien elija el cambio es libre de hacerlo, pero tengan conciencia de las repercusiones a futuro. Casta y corrupción no son sinónimos como conviene hacer  creer.  Con Podemos, a  largo plazo,  los grandes perdedores no serán las oligarquías, sino  los más pobres.  Estos  seguirán siendo víctimas y podrían terminar encadenados a las migajas de un  gobierno empobrecido, dígase  libretas de abastecimiento como en Cuba o tarjetas de racionamiento como en Venezuela para poder subsistir…Como dice el refrán:  A veces  es peor el remedio que la enfermedad.

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